Su imagen es la de un ‘enano’, como les gusta llamar al pequeño duende que es el icono de sus tiendas. Un espíritu fantástico que habita algunas casas y que travesea causando estruendo. A los emprendedores de esta marca también se les podría definir así: personas fantásticas e inquietas, que van de un lugar a otro, y quizás algo traviesos. Son Cati y Javi Cepedello, hermanos y creadores, junto a Alberto Prieto, de Cascanueces, un mundo mágico donde encontrar ropa, complementos y regalos.
Más de dos décadas comerciales a sus espaldas y una aventura que continúa a pesar de los nuevos tiempos, de los sinsabores y de las jornadas sin fin. Quién no recuerda la tienda de la calle Leopoldo Cano, pionera en sus tiempos, y que marcó a más de una generación y los regalos de más de uno. Después llegaría la expansión en cinco ciudades. El germen de toda esta loca aventura: su pasión por los viajes. En esto coinciden los hermanos Cepedello, los socios que ahora llevan las riendas de las tiendas Cascanueces que sobreviven a la crisis: Gijón, León y en la Plaza Portugalete de Valladolid.
En los tiempos que corren es admirable que hayan sobrevivido al paso del tiempo, a las modas y a la corriente apisonadora de las grandes marcas. Ambos subrayan que el secreto para continuar es la diferenciación de sus productos, y la filosofía que siempre les ha acompañado que no es otra que la de ofrecer artículos asequibles. “Desde un euro”, menciona Javi. Eso sí, resaltan, que siempre han buscado la utilidad de los mismos.
Esta aventura de más de veinte años tampoco hubiese sido posible sin acompasar Cascanueces a su evolución como personas. Algo que a veces, lamentan, no se ha entendido. “Nuestros productos han evolucionado como lo hemos hecho nosotros, creemos que un negocio es la proyección de la persona”, explica Cati. “Los artistas tampoco hacen lo mismo al principio de sus carreras que al final”, apuntan.
El equipo humano que acompaña a estos dos hermanos es otra de las bazas que juega a su favor. Han sabido rodearse de trabajadores que les admiran, que comparten su proyecto y les quieren como amigos a pesar de que a veces surjan discrepancias. Les encanta rodearse siempre de gente creativa, de emprendedores y de savia nueva. Y si algo bueno tiene las crisis, destacan, es que saca “lo mejor de todos”.
Reconocen que hay una vuelta al comercio local y consideran que las personas valoran más lo “cercano” y lo “artesano”. En esta línea apuestan por marcas como ‘Sin Arroba’, ‘En el asiento de atrás’ o ‘Dinoca’, y por producciones propias y de talleres pequeños. También les gustan marcas de otras ciudades o productos de fuera de España. “Nos encanta poder mezclar productos locales, nacionales e internacionales”. “Lo bueno es poder combinarlo todo, eso sí, buscando la armonía y la creatividad contable”, aseguran. Sobre el futuro, prefieren hablar del día a día, aunque Javi piensa que deben estar cerca de la emergente ola creativa de la ciudad, de los emprendedores y buscar el equilibrio entre el comercio de toda la vida y las ventas on-line.
